Mañana llegan mia padres a Sancris, pero esa sera otra historia que contar.
Hoy me han asaltado esas cosas que solo asaltan a uno con canciones. Intento describirlas en 2 puntos.
AÑORANZA 1: Esos momentos de euforia colectiva. De felicidad colectiva. Cuando estas con amigos en una discoteca y ponen una canción que ha ido forjando una leyenda entre los del grupo. No existe versión individual de eso, solo puedes vivirlo en colectivo. Y gastando noches y noches de fiesta en las que pasa poco, pero que se van sedimentando esas cosas. Y de pronto algunas canciones cristalizan, sin saber muy bien porque esas y no otras. Y ahí la tienes en otro nivel, y a partir de entonces cuando suene a mucho volumen y estés con los amigos, aunque sea dispersos, por toda la discoteca. Entre efluvios alcohólicos, cansancio y calor sofocante. Sientes esa necesidad de buscarlos entre la multitud, te reunirte en manada y ser feliz como si la felicidad tuviera la caducidad de la canción. Pero que temones, los hecho de menos.
AÑORANZA 2: lo que significa nacer en el Mediterraneo. Es jodido entender la canción de Serrat. A que viene tanta fama por esa canción? Pues tiene algo nacer en el Mediterraneo. Y da igual si es Cataluña, Valencia o Murcia, nos une un clima especial. Y se añora. Y cuando escuchas el párrafo de la canción de Delafe y las flores azules, est ahí. Ahí esta condensado lo que se añora, aunque no hayas vivido nunca lo de describe, sabes a que se refiere. Que buen lugar para nacer.
Llegamos a Tulum después de todo
el día volando, esperando maletas, agarrando autobuses, etc. Son las 9 de la
noche, y me bajo a la calle solo a buscar algo de cenar antes de ir a dormir.
Tengo esa sensación alegre de haber regresado de viaje a un lugar que conoces
aunque sea poco. Diviso a lo lejos un puesto callejero de tacos, el carrito con
ruedas, la mesita al lado, la música sonando en la radio, todo me resulta gratamente
familiar. Me siento y le pregunto al taquero de que tiene, y a cuanto los da (así
hay que preguntar en México). Me responde con esa amabilidad inherente a los
mexicanos, y le digo que me ponga uno de maciza, y otro de pastor. Me los sirve
en seguida. En la radio suenan música banda, y mientras el cantante de turno
canta sus penas y despechos por una ingrata mujer que lo ha traicionado, le
pongo limoncito, cebolla con cilantro y salsa picante a los tacos y me los
como. Que delicia. Si hay algo insalvable de cuba es su gastronomía, no hay por
donde salvarla.
Acabo de comer, le pago y me
despido. Por el camino de regreso a casa, me huelo los dedos y me inunda una sensación
de alegría y bienestar. Y así, con los dedos oliendo a limón, a maíz y a carne
de res, me voy a dormir. Con los dedos oliendo a México.
Paramos a tomarnos un flan en uno
de los miles de cafeterías chiquitas atendidas por una persona que hay en La
Habana. Nos atiende una mujer de unos 35 años, muy parlanchina y con actitud de
estar hastiada de todo, pero para nada descortés. Nos dice que estudio teatro,
y viajo por toda Europa una época con la compañía de teatro. Que La Habana es
una ciudad llena de locos, sucia y ruidosa, que la odia. Que para ella es como
una puta, que en su juventud fue guapa y linda, pero que ahora es vieja y se
niega a aceptarlo y se maquilla de forma grotesca y sigue queriendo ser puta.
Esto me da que pensar.
Efectivamente La Habana parece una ciudad bombardeada, Al contrario que las
ciudades feas desde nacimiento, la Habana despierta esa lastima de quien fue
hermoso y lo perdió, algo diferente a quien siempre ha sido feo. La ciudad es
una sucesión continua de monumentalidad, calles con pasajes con columnas,
edificios de mármol con techos a 4 y 5 metros de altura, balaustradas, fachadas
con miles de filigranas de detalles, salones gigantes, etc. No es solo un
centro histórico, es así barrio tras barrio de la zona centro. El dinero que
hace falta para mantener una arquitectura así es abrumador, y la revolución decidió
no gastarlo, cuando escaseo todo. En su lugar puedes ver arquitecturas muy
dignas en las viviendas de nueva construcción que se abordaron cuando se decidió
poner el foco en que todos los cubanos vivieran dignamente. Puedes ver todos
los ejemplos en pueblos y ciudades de provincias, arquitectura más simple, más
funcional y mucho mejor conservada.
Pero el turista se lleva la
postal de la Habana, la de edificios faraónicos donde vive gente humilde que ni
quiere ni podría en su vida mantener esos edificios. La arquitectura tiene esa
paradoja, las sociedades que cambian sus valores y su modo de organizarse,
deben cargar con la arquitectura de regímenes pasados, y decidir cómo van a
sobrellevar esa carga.
Volviendo a la analogía de la
puta. Me fui de La Habana pensando que esa puta vieja, quizás nunca volvería a
lucir como cuando era joven, pero estaba cargada de una dignidad que se podía transfigurar
en otro tipo de belleza. La dignidad de la foto que todos los turistas buscaban
en las calles de La Habana. La foto de la viejita tendiendo su ropa en el balcón
de un majestuoso edificio de mármol en ruinas. La dignidad de que esos
edificios ahora sean viviendas. De haber retado a la arquitectura y haber
producido esos contrastes tan cubanos que arrancan una sonrisa al extranjero.
Miles de personas viviendo en palacios, siendo irreverentes con la arquitectura
heredada, contrayendo entrepisos en esos cuartos de 5 metros de altura, tendiendo
ropa en una barandilla de herrería con más valor que su sueldo de 100 años.
A mí me parece muy bella esa
dignidad. Quizás allá salido ganando en el cambio.
Todo el mundo en Cuba, sabe a qué te refieres si hablas de “El
paquete”. El paquete es la solución Cubana a la necesidad de entretenimiento e información.
El paquete es por lo que puedes hablar con una chica cubana sobre series como
la que se avecina o Aida. Puedes hablar sobre el último software para diseño gráfico,
o sobre la última película de superhéroes, o el último videoclip de Madonna. El
paquete es lo que surge cuando no hay una infraestructura de cables o satélites
que posibiliten el intercambio de información. Porque a una población educada
como la cubana se les volvió necesidad imperante entretenerse con productos
audiovisuales, informarse y trabajar con software. Y cuando la necesidad está
presente, el medio surge casi solo.
El paquete se materializa en un disco duro de 1 TB que llega
actualizado cada semana. De donde viene ese paquete solo escuchamos hipótesis.
Probablemente uno o varios que tiene acceso a una buena conexión de internet,
en oficinas de gobierno, o en algún hotel de lujo son los encargados de
descargar y preparar cada semana la nueva edición del paquete. Luego, una red
formada por unos 4 o 5 niveles de personas, se encarga de distribuirlo por toda
la isla. El chico con el que más hablamos de esto vivía en Santiago de Cuba (a
unos 1000 km de La Habana). Nos dijo que el paquete viene desde la Habana cada
semana, un chico lo trae en autobús, y en Santiago de Cuba se distribuye a los
barrios. Este chico con el que hablamos es del último nivel del entramado.
Recibe el paquete y lo copia a la gente que quiere disfrutarlo en sus casas,
por un precio de 20 pesos cubanos (casi 1 dólar) a la semana.
No hay competencia, si tu entras a ser distribuidor en tu
barrio no puede haber otra persona. No hay dos paquetes con diferente información.
El paquete trae lo que trae, más de lo que puedes ver, y la depuración ha hecho
que sea lo que la gente quiere ver. Películas, series, reality shows, música,
etc. Lo que sí han surgido son modalidades de compra. Esto nos lo contaba otra
chica. Si tú quieres ver solo una serie en concreto te puedes suscribir a esa
serie, y cada semana vas a recoger el ultimo capitulo en tu USB por 2 pesos. También
puedes elegir llevar un USB de 8 GB y que te graben todos los capítulos que
quepan de una serie, eso son 10 pesos. La chica había llegado a lo conclusión de
que le salía más a cuenta esta modalidad.
El tema me causo mucha curiosidad, y pregunte que pasaba si querías
algo muy específico como un software. Me dijeron que no había problema, tú se
lo decías a tu distribuidor, el hacía ascender la petición a través de los 5
niveles, y en un tiempo te llegaba el software por un precio acordado. Como
veis tiene un aura mágica entre carcelaria y de red de drogas J.
La situación legal no era preocupante, el estado asume que
ellos no pueden suministrarles ese entretenimiento a la gente, y tampoco creo
que fuera muy eficaz perseguirlo. Así que lo permiten y todo el mundo habla de
ello sin problemas. El grado de aceptación es tal que nos decían que muchas
veces la televisión pública cubana pasa películas o series del paquete. Se sabe
porque los mensajes de los subtituladores o cosas así que suelen llevar las películas
que descargas son los mismos que la versión que viene en el paquete.
Me pareció muy interesante como sociedad, somos capaces de
coordinarnos y crear estructuras para conseguir lo que realmente se convierte
en una necesidad. Y más en un pueblo como el cubano que nunca ha visto desarrollada
su autonomía ni iniciativa para emprender proyectos por ellos mismos.