-Viviría
en México.
-Seguiría
estudiando.
-Le
apasionarían los insectos.
-No
habría aumentado de talla ni de peso desde los 18 y seguiría cumpliendo con los
estándares de “belleza” actuales sin proponérselo.
-Gozaría
de muy buena salud (aunque con alguna piedrica en el riñón…).
-No tendría
descendencia todavía.
-Habría
encontrado a su complemento masculino ideal con un futuro prometedor para
formar una familia.
-Habría
comprado una combi con la intención de recorrer Sudamérica por un año.
-No se
hubiera casado ni tuviera especial interés en hacerlo.
-No
tendría casa, ni le preocuparía.
-No
tendría un futuro laboral claro (eso sí le preocupa!).
La
pequeña Saray nunca se hubiera imaginado que a sus 30, pese a todo, se
encontraría muy orgullosa y feliz con todo lo vivido hasta el momento.
Más orgullosos aún estamos nosotros de ti.
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