martes, 15 de marzo de 2016

Tapicha

Tapicha era un buen gato. Yo apenas empecé a intuirlo cuando Saray ya lo sabía de sobra. Entre sus grandes logros, Saray se puede apuntar el de enseñarme a apreciar a animales y plantas.

Saray le vio el carácter desde pequeño, aunque uno nunca sabe si estas cosas se idealizan a posteriori, que más da. Fue el explorador que salió de la cesta antes que sus 3 hermanos, el que se aventuró más allá de los confines conocidos, el que crecía más rápido, y el único que sobrevivió a la enfermedad y a los accidentes misteriosos de los primeros meses.

Fue creciendo y nunca vi a un gato tan cariñoso y confiado. Quizás porque se crio viendo a gente nueva en casa cada 2 días, quizás porque Saray lo trataba como si fuera un perro, pero jamás se revolvió y arañó, incluso en situaciones con niños poco sutiles o adultos demasiado emputadores.
Quizás pienses que no tiene mucho mérito que yo diga que fue un buen gato. Pero algo tenía cuando todos los Couchsurfers le agarraban cariño en 2 días que pasaban en casa. Queda prueba escrita y grafica en nuestro Timeline de firmas, donde se le nombra en más de 30 ocasiones. Hubo gente que le hizo fotos, videos, retratos y hasta quiso llevárselo de viaje. Algo tendría el pinche gato.
Yo siempre moleste mucho a Saray con que lo mimaba demasiado, que debía tratarlo como gato no como bebé. Pero le debo un retractamiento. Saray jamás antepuso su felicidad a la de Tapicha en ninguna decisión de las que tomo. No lo convirtió en su mascota. No lo castró, no lo encerró en casa, no lo alimentó con comida especial, y desde que consiguió salir de su cesta a las 3 semanas de vida, nunca le impidió que conociera el mundo y se enfrentara a él.

Vacilaba con la idea de si extenderme contando anécdotas puntuales de los 2 años que estuvo en casa. No lo haré. Las anécdotas son para quien las vivió, contadas a terceros pierden todo su sentido como una foto de un paisaje.

Tapicha vivió, y quizás aún viva, una vida completa de gato, de gato Mexicano por matizar. La estadística no estaba a su favor, San Cristóbal no es un buen entorno para gatos callejeros. Él fue creciendo, y bueno, ya sabemos que pasa cuando creces con las hormonas. La primera época de celo la salvo solo con algunas cicatrices menores. Creemos que incluso consiguió sacar premio y tuvo 2 hijos.

La segunda época de celo fue más cabrona. En diversas ocasiones volvió mojado, cojeando, arañado, magullado, con el pómulo hinchado y la oreja partida. En todas las ocasiones volvía a salir a la batalla después de 2 días durmiendo y reponiéndose. La última vez que lo vi fue 3 días después de que Saray se fuera a España. Los días pasaron y ya no regresó. Desde entonces solo puedo tener hipótesis.

La verdad lo echo de menos, hacia la casa mejor.


Así que allá donde estés, haz el favor de portarte bien pinche gato weon.