Muchos de los que leéis este blog ya sabéis de que trata la
red social Couchsurfing, bien porque os lo he contado yo, bien porque sois muy
listos. Para los que no lo sepáis aun os diría que espabilarais, porque hasta
mi madre sabe ya de que va, pero voy a ser comprensivo y voy a haceros un
resumen.
Couchsurfing es una red social virtual que pone en contacto
a personas de todo el mundo con el objetivo principal de ofrecer y encontrar
lugares para dormir durante los viajes. De este modo tu que vas a viajar puedes
buscar si en tu lugar de destino hay gente que te ofrezca su casa para dormir
(cama, sofá, suelo, césped, etc.). O tú,
que tienes una casa con un sofá de sobra puedes ofrecerlo para que gente que
visite tu ciudad se hospede en tu casa.
Los objetivos secundarios ya dicen más del interés de esta iniciativa.
Conocer gente de todo el mundo, descubrir ciudades de la mano de gente que se
las conoce muy bien, reconciliarte con la parte buena del mundo, etc.
Realmente desde que la descubrí, es de esas cosas que
cuentas a tus amigos en cada oportunidad que tienes, y en la que participas y
cuidas como solo se hace con esas pequeñas flores que demuestran que el mundo aún
tiene salvación. Hasta antes de venirme no había podido ofrecer alojamiento a
nadie, al no tener casa propia, pero desde que nos vinimos aquí, teníamos claro
que a la mínima oportunidad devolveríamos a la comunidad el bienestar que
habíamos sentido cuando habíamos viajado por tierras extrañas y nos había acogido
alguien en su casa como si de un familiar se tratase.
Ya llevamos varios meses hospedando gente, y San Cristóbal
es un gran sitio para ofrecer alojamiento, pues pasa muchísima gente por aquí. Así
que no hemos parado de recibir gente. Os hago un pequeño resumen de cada grupo
que hemos acogido.
Rocío y Ada
Rocío y Ada eran argentinas y aprovechaban su beca de
estudios en México para viajar un poco antes de volver a su país (todo un
clásico como comprobareis). Ada estudiaba genética y Rocío no me acuerdo, solo
recuerdo una mochila más grande que ella. Matera en mano pasaron unos días de
turismo. Ada partió primero y Rocío se quedó unos días más.
Paula
A Ada la sustituyo Paula, otra argentina que rondaba por México
de beca de estudios. Con ella se fue Rocío, sin acordarse de devolvernos la copia
de la llave que teníamos para las visitas.
Rocío y Dayanne
Como se había llevado la lleve no tuvo más remedio que
regresar al tiempo y vino acompañada de… adivinad. OTRA ARGENTINA. Dayanne tampoco
recuerdo que hacía, todas las argentinas ya me parecen iguales. Total que
también acabaron despidiéndose y partiendo.
Michael
Michael era de Minnesota, EEUU y viajaba solo. Era
vegetariano (otro clásico entre los couchs), practicaba meditación por las
mañanas y había estudiado arquitectura paisajista, pero de momento se dedicaba
a viajar por américa, probablemente con dinero de papa. Él nos dejó una
ensañada muy buena y un cuadro que nos pintó como agradecimiento a los días
pasados juntos.
Lolita y Sylvia
Estas dos francesas llegaron cargadas de mochilas, entre
ellas una mochila sola para sus cerca de 10 cámaras fotográficas, un arsenal
muy variado. Lolita era ilustradora y Sylvia publicista. La conversación era
difícil con Lolita que apenas sabia castellano, pero con Sylvia estuvimos
hablando del perturbador mundo de la publicidad, de 13,99 y de Chuck Palanhiuk
.
Melodía y Federica
O Melon y Fede. Francesa e italiana, el pasado las había
unido en el viaje. Melodía viajaba por centro américa cada poco tiempo,
buscando nuevos diseños y tejidos que llevarse a parís para venderlos bajo una
marca de moda creada por ella. Fede huida de su Italia machacada por la
corrupción y tenía como destino una granja en Colombia donde podría trabajar a
cambio de alojamiento y comida. Esas chicas desprendían buen rollo con su presencia,
y formaban un tándem ideal. Un risotto poco agraciado nos amenizo una buena
charla, y nos despedimos con la posibilidad futura de encontrarnos en
Quetzaltenango. Posibilidad que se cumpliría más adelante cuando nosotros
visitamos Guatemala.
CONTINUARÁ