Nada que añadir
miércoles, 18 de febrero de 2015
domingo, 15 de febrero de 2015
Con los dedos oliendo a Mexico
Llegamos a Tulum después de todo
el día volando, esperando maletas, agarrando autobuses, etc. Son las 9 de la
noche, y me bajo a la calle solo a buscar algo de cenar antes de ir a dormir.
Tengo esa sensación alegre de haber regresado de viaje a un lugar que conoces
aunque sea poco. Diviso a lo lejos un puesto callejero de tacos, el carrito con
ruedas, la mesita al lado, la música sonando en la radio, todo me resulta gratamente
familiar. Me siento y le pregunto al taquero de que tiene, y a cuanto los da (así
hay que preguntar en México). Me responde con esa amabilidad inherente a los
mexicanos, y le digo que me ponga uno de maciza, y otro de pastor. Me los sirve
en seguida. En la radio suenan música banda, y mientras el cantante de turno
canta sus penas y despechos por una ingrata mujer que lo ha traicionado, le
pongo limoncito, cebolla con cilantro y salsa picante a los tacos y me los
como. Que delicia. Si hay algo insalvable de cuba es su gastronomía, no hay por
donde salvarla.
Acabo de comer, le pago y me
despido. Por el camino de regreso a casa, me huelo los dedos y me inunda una sensación
de alegría y bienestar. Y así, con los dedos oliendo a limón, a maíz y a carne
de res, me voy a dormir. Con los dedos oliendo a México.
jueves, 12 de febrero de 2015
La puta digna
Paramos a tomarnos un flan en uno
de los miles de cafeterías chiquitas atendidas por una persona que hay en La
Habana. Nos atiende una mujer de unos 35 años, muy parlanchina y con actitud de
estar hastiada de todo, pero para nada descortés. Nos dice que estudio teatro,
y viajo por toda Europa una época con la compañía de teatro. Que La Habana es
una ciudad llena de locos, sucia y ruidosa, que la odia. Que para ella es como
una puta, que en su juventud fue guapa y linda, pero que ahora es vieja y se
niega a aceptarlo y se maquilla de forma grotesca y sigue queriendo ser puta.
Esto me da que pensar.
Efectivamente La Habana parece una ciudad bombardeada, Al contrario que las
ciudades feas desde nacimiento, la Habana despierta esa lastima de quien fue
hermoso y lo perdió, algo diferente a quien siempre ha sido feo. La ciudad es
una sucesión continua de monumentalidad, calles con pasajes con columnas,
edificios de mármol con techos a 4 y 5 metros de altura, balaustradas, fachadas
con miles de filigranas de detalles, salones gigantes, etc. No es solo un
centro histórico, es así barrio tras barrio de la zona centro. El dinero que
hace falta para mantener una arquitectura así es abrumador, y la revolución decidió
no gastarlo, cuando escaseo todo. En su lugar puedes ver arquitecturas muy
dignas en las viviendas de nueva construcción que se abordaron cuando se decidió
poner el foco en que todos los cubanos vivieran dignamente. Puedes ver todos
los ejemplos en pueblos y ciudades de provincias, arquitectura más simple, más
funcional y mucho mejor conservada.
Pero el turista se lleva la
postal de la Habana, la de edificios faraónicos donde vive gente humilde que ni
quiere ni podría en su vida mantener esos edificios. La arquitectura tiene esa
paradoja, las sociedades que cambian sus valores y su modo de organizarse,
deben cargar con la arquitectura de regímenes pasados, y decidir cómo van a
sobrellevar esa carga.
Volviendo a la analogía de la
puta. Me fui de La Habana pensando que esa puta vieja, quizás nunca volvería a
lucir como cuando era joven, pero estaba cargada de una dignidad que se podía transfigurar
en otro tipo de belleza. La dignidad de la foto que todos los turistas buscaban
en las calles de La Habana. La foto de la viejita tendiendo su ropa en el balcón
de un majestuoso edificio de mármol en ruinas. La dignidad de que esos
edificios ahora sean viviendas. De haber retado a la arquitectura y haber
producido esos contrastes tan cubanos que arrancan una sonrisa al extranjero.
Miles de personas viviendo en palacios, siendo irreverentes con la arquitectura
heredada, contrayendo entrepisos en esos cuartos de 5 metros de altura, tendiendo
ropa en una barandilla de herrería con más valor que su sueldo de 100 años.
A mí me parece muy bella esa
dignidad. Quizás allá salido ganando en el cambio.
lunes, 9 de febrero de 2015
El paquete nuestro de cada semana
Todo el mundo en Cuba, sabe a qué te refieres si hablas de “El
paquete”. El paquete es la solución Cubana a la necesidad de entretenimiento e información.
El paquete es por lo que puedes hablar con una chica cubana sobre series como
la que se avecina o Aida. Puedes hablar sobre el último software para diseño gráfico,
o sobre la última película de superhéroes, o el último videoclip de Madonna. El
paquete es lo que surge cuando no hay una infraestructura de cables o satélites
que posibiliten el intercambio de información. Porque a una población educada
como la cubana se les volvió necesidad imperante entretenerse con productos
audiovisuales, informarse y trabajar con software. Y cuando la necesidad está
presente, el medio surge casi solo.
El paquete se materializa en un disco duro de 1 TB que llega
actualizado cada semana. De donde viene ese paquete solo escuchamos hipótesis.
Probablemente uno o varios que tiene acceso a una buena conexión de internet,
en oficinas de gobierno, o en algún hotel de lujo son los encargados de
descargar y preparar cada semana la nueva edición del paquete. Luego, una red
formada por unos 4 o 5 niveles de personas, se encarga de distribuirlo por toda
la isla. El chico con el que más hablamos de esto vivía en Santiago de Cuba (a
unos 1000 km de La Habana). Nos dijo que el paquete viene desde la Habana cada
semana, un chico lo trae en autobús, y en Santiago de Cuba se distribuye a los
barrios. Este chico con el que hablamos es del último nivel del entramado.
Recibe el paquete y lo copia a la gente que quiere disfrutarlo en sus casas,
por un precio de 20 pesos cubanos (casi 1 dólar) a la semana.
No hay competencia, si tu entras a ser distribuidor en tu
barrio no puede haber otra persona. No hay dos paquetes con diferente información.
El paquete trae lo que trae, más de lo que puedes ver, y la depuración ha hecho
que sea lo que la gente quiere ver. Películas, series, reality shows, música,
etc. Lo que sí han surgido son modalidades de compra. Esto nos lo contaba otra
chica. Si tú quieres ver solo una serie en concreto te puedes suscribir a esa
serie, y cada semana vas a recoger el ultimo capitulo en tu USB por 2 pesos. También
puedes elegir llevar un USB de 8 GB y que te graben todos los capítulos que
quepan de una serie, eso son 10 pesos. La chica había llegado a lo conclusión de
que le salía más a cuenta esta modalidad.
El tema me causo mucha curiosidad, y pregunte que pasaba si querías
algo muy específico como un software. Me dijeron que no había problema, tú se
lo decías a tu distribuidor, el hacía ascender la petición a través de los 5
niveles, y en un tiempo te llegaba el software por un precio acordado. Como
veis tiene un aura mágica entre carcelaria y de red de drogas J.
La situación legal no era preocupante, el estado asume que
ellos no pueden suministrarles ese entretenimiento a la gente, y tampoco creo
que fuera muy eficaz perseguirlo. Así que lo permiten y todo el mundo habla de
ello sin problemas. El grado de aceptación es tal que nos decían que muchas
veces la televisión pública cubana pasa películas o series del paquete. Se sabe
porque los mensajes de los subtituladores o cosas así que suelen llevar las películas
que descargas son los mismos que la versión que viene en el paquete.
Me pareció muy interesante como sociedad, somos capaces de
coordinarnos y crear estructuras para conseguir lo que realmente se convierte
en una necesidad. Y más en un pueblo como el cubano que nunca ha visto desarrollada
su autonomía ni iniciativa para emprender proyectos por ellos mismos.
sábado, 7 de febrero de 2015
Un proyecto de largo recorrido
Desde hace unos años, Saray y yo estamos haciendo un proyecto audiovisual relacionado con los viajes. De cada viaje hago un video como el que veréis aqui abajo, y con el tiempo los iré encadenando para hacer uno largo. Aquí os dejo el de Cuba, y el de México que lo tenia pendiente desde hace tiempo y al cual le iremos añadiendo mas material.
Saludos.
Saludos.
martes, 3 de febrero de 2015
Todo se puede, nada es seguro
Este mantra cubano nos ha
acompañado durante todo el viaje, y el mejor consejo que te puedo dar si viajas
a Cuba con recursos limitados, es que lo asimiles poco a poco, que te dejes
empezar por él, y lo conviertas en tu fe, pues así es. Y no he querido decir así
es Cuba, porque creo que así es el mundo.
Por un lado, todo se puede. El cubano medio se ha
sacado un doctorado en supervivencia. La situación se lo exigía, y su educación
básica se lo permitía. La represión cubana, existiendo, no es tan drástica ni
arbitraria como para atemorizar a la población. Lo que hace que la pirula
legal, la reinterpretación de las normas, y el hacer y luego pedir disculpas,
sea común en Cuba. Además nadie tiene muy claro los límites legales de muchas
cosas, lo que hace que se cree ese ambiente alegre de poder enfrentarte aún policía
con la excusa de “señor disculpe pero no sabía que había problema con hacer eso”.
Mención aparte merece la relación
de la población con sus fuerzas de seguridad. En varias ocasiones vimos a
civiles poner en su sitio a policías, exigirles mejorar su trabajo, o
discutirles su intervención con una soltura propia del que concibe a la policía
como un servidor del pueblo. Espero que comprendáis lo chocante de esto para
alguien que viene de México.
Y por el otro lado, nada es seguro. Totalmente lógico, el
mismo sistema de normal legales laxas, interpretables o desconocidas. El ánimo
caribeño de perdón y comprensión, y todo lo demás que hace que todo se pueda, también
hace que nada sea seguro.
Pero no os agobiéis,
cuando uno se relaja y empieza a bailar ese son, hasta le agarra cariño. Acabo
el post con un listado de cosas que no hubiéramos hecho en Cuba si hubiéramos tomado
demasiado en serio las normativas varias.
-
Introducir
maletas con mercancía (ropa y calzado) desde México a Cuba, para que nos
pagaran parte del pasaje de avión.
-
Dormir en
casas de cubanos sin licencia para hospedar extranjeros como actividad económica.
-
Acampar al
aire libre
-
Viajar en ómnibus,
camión y maquina colectiva a precio irrisorio comparado con el transporte
oficial del turista.
-
Obtener precio
nacional en restaurantes haciéndonos pasar por estudiantes de La Habana.
-
Ir a ver el
ballet nacional cubano a un precio 50 veces menor que el que nos correspondería
por ser extranjeros.
-
Y otros
asuntos que no listare aquí por no vernos implicados en procesos judiciales
futuros.
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