Este post tiene dedicatoria especial, a mis
compañeros de universidad, que lo sabrán apreciar con un sabor particular.
En el libro de “La guía del autoestopista
intergaláctico” el protagonista se embarcaba en una nave espacial que se
propulsaba con energía de improbabilidad. En resumidas cuentas, y si no
recuerdo mal, si necesitabas ir a mucha velocidad, la nave debía causar un
evento muy improbable dentro de la nave y de ahí obtenía su energía.
De haber estado la nave cerca de mí el otro día,
hubiera obtenido energía suficiente para un viaje muy largo.
Situación pasada: Días cálidos de primavera en
Alicante, 10:00 de la mañana, en algún lugar exterior de Alicante, clase de
dibujo técnico. Cada poco tiempo nos tocaba salir a algún sitio a dibujar un
croquis (dibujo a mano alzada dibujado in situ) y allí pasábamos toda la
mañana. Calorcito, prisas por que diera tiempo, etc. Un día nos marcamos toda
la sesión de dibujo escuchando un monográfico de Enrique Iglesias en un móvil.
Era cuando Enriquito era un romántico empedernido y aun no se había dado a
hacer temas medio reggetoneros.
Situación presente: Me
dirijo a una comunidad indígena del interior de la selva Lacandona. Voy a
ofrecerme para ayudarles a reconstruir la escuela y la clínica del pueblo, que
les destruyeron hace poco.
Allí me dicen que sería bueno que dibujara a
mano como quieren el edificio, y se lo pudiera dejar allí antes de que me vuelva
al día siguiente. Me prestan un lápiz, una goma de borrar, unos A4, y un cartón
viejo, pues no tienen mesas. Me ponen a un guardián para que cuide de mí y me
proporcione lo que necesito.
Y allí mismo, en medio de la nada, mientras
dibujo otra vez a mano alzada después de muchísimo tiempo sin hacerlo, con un
calor de justicia, sacando paralelas al borde del cartón a mucha velocidad,
sucede lo improbable. Mi guardián y otro amigo sacan su móvil, y ponen un tema
de Enriquito Iglesias! Y por 4 minutos todo es tan improbable como perfecto, y
retrocedo 10 años en el tiempo. Sonrío ante lo curioso de la vida, y sigo
dibujando con mi desentrenada mano zurda.
Este chico le saca una sonrisa a cualquiera, que temon!!!
ResponderEliminarNo me puedo llegar a imaginar que Justin Beaber una tanto a su generación como Enrique a unido a la nuestra. Es otra liga.
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