Como texto final sobre nuestro paso por la escuelita zapatista, os pego un articulo que he escrito para una revista del CNT, por petición de un amigo. Espero que os resulte interesante.
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La primera ronda del primer grado del curso “La libertad
según l@s zapatistas”, tuvo lugar el pasado Agosto. Desde entonces ha pasado un
tiempo, pero es que algunos platos son difíciles de digerir, y vale la pena no
apresurarse en ello, y meditar un poco cómo pasarlos a texto. Sin ir más lejos,
hace poco leía un artículo de Cesas Rendueles en el que resumía, con su estilo
tan peculiar, la verdad más esencial que pude aprender en la escuelita
zapatista.
“Porque el argumento
más fuerte de los demócratas griegos contra los que escribe Platón, como
Protágoras, era justamente que no hay rey filósofo. No hay expertos morales. No
hay genios de la política. Todos venimos equipados de serie para participar en
la asamblea de iguales donde deliberamos en común sobre las leyes que nos deben
gobernar. Cualquier ser humano, por el mero hecho de serlo, dispone de todas
las capacidades que necesita para ello. A diferencia del talento musical,
deportivo o matemático, la virtud política es una capacidad distribuida. Con
independencia del estado de tus abdominales, tu cuenta corriente, tu cociente
intelectual o que te guste llevar minishorts y
el tuning.”
Y por ello, la escuelita zapatista tenía poco de clase
magistral, y mucho de convivencia. Porque los zapatistas, al parecer, nos
tienen calados. Y saben muy bien qué es lo que nos pueden enseñar a nosotros,
hombres y mujeres cultos y versados en el conocimiento de los mil y un “ismos” ideológicos.
Como no sabía muy bien cómo abordar este texto, me permitiréis
que haya recurrido a la estructura por puntos, y que os relate de forma más
bien resumida cinco cosas que me traje de la selva Lacandona. Tomadlo, los que
no vayan a poder acudir, como un pésimo resumen del curso, y no duden en
inscribirse a la próxima ronda los que sí puedan venir aquí. Será para final de
año. Allá van mis aprendizajes:
1.
Nadie
puede hacer grandes cosas solo: Y recalco, nadie. Sus pasamontañas lo dicen.
Marcos somos todos, porque Marcos no es nadie. Si golpean a uno nos duele a
todos, pero si uno cae no cae nadie. Olvídate de las grandes figuras, de las
que consumen ríos de tinta y litros de saliva. Gandhi no derrocó al imperio
británico, lo hicieron millones de indios.”Volveré y seré millones” que dijo
hace mucho un indígena. Y es que vivir con los zapatistas, vivir “en” y “del”
campo, vivir en la Lacandona te hace darte cuenta de que solo no eres nadie. Si
no te transportan, si no te ayudan a construir tu casa, si no cuidan tu milpa
cuando tú vas a una reunión. No eres nadie. Y si uno no es nadie aun menos
podrá hacer grandes cosas. Los zapatistas son un chingo como dicen ellos. Y
seguirán siéndolo hasta el final, porque lo importante no es el número sino las
capacidades que se aprenden al ser más de uno, con un objetivo común.
2.
La
capacidad de consenso es más importante que la inteligencia: Y ahí nos
ganan de goleada. Sigamos devanándonos los sesos sobre qué sistema político es
el mejor, sobre si izquierda o derecha, sobre si comunismo o socialismo, trotskismo
o maoísmo, sindicatos o democracia líquida, no violencia o lucha armada… No
digo que no sirva de nada, lo que creo haber aprendido es que no servirá de
nada si no aprendemos a ponernos de acuerdo. Porque nadie puede hacer grandes
cosas solo. Realmente envidiable la capacidad de consenso de los zapatistas. Mi
duda era si cuando había que decidir algo contaban los votos de cada opinión y
ganaba la opinión más votada. Su respuesta, cara de desconcierto de por medio,
era que cuando había que decidir algo todos se acababan poniendo de acuerdo.
3.
La
inteligencia dista mucho de ser más importante que la voluntad: Capacidad
para ponerse de acuerdo primero, y capacidad para llevarlo a cabo después.
Voluntad forjada durante 10 años de clandestinidad. Pasándose mensajes en las
noches de lluvia. Reuniéndose en cuevas. Voluntad de tener ganas de reunirse a
discutir sobre la educación de sus hijos, o la forma de gobernase, después de
una jornada en el campo. Voluntad de las mujeres de implicarse en la política,
por si no tuvieran bastantes tareas diarias. Voluntad férrea, ni una queja por
las incomodidades. Voluntad de la que destroza la moral del contrario, de la
difícil de mermar con contrainsurgencia. Y una capacidad asombrosa de asimilar
que hay compañeros que abandonaron la lucha, y que no pasa nada. Que la lucha
sigue, que los compas que abandonaron aun son hermanos, y que uno sigue
luchando por él y por esos que abandonaron. A esta gente les sobra voluntad
como para exportar al extranjero.
4.
La
autonomía no es un año sabático, es un estilo de vida: Realmente no les
podemos seguir el ritmo. Después de 20 años no tienen resaca. Decidieron
autogobernarse sin pedirle permiso a nadie, y empezaron por lo que les caía más
a mano para seguir por lo siguiente. Así de simple. Les queda mucho, ellos lo
dicen. Agradecen la ayuda. Nos pidieron que habláramos al mundo de ellos. Que
no dejemos que caigan en el olvido. Que ellos no van a dejar de ser como son,
porque así llevan 500 años. Y ya casi lo llevan en la sangre de tanto sufrirlo.
Y yo orgulloso de colaborar haciendo que no se olviden.
5.
No tienen
soluciones mágicas, solo quieren tener derecho a equivocarse: Creo que
muchos acudimos con las ansias de que se nos desvelaran el santo grial de la
revolución. Los que asumimos lo ingenuo de tal esperanza pudimos volver con algo
aprendido. Allí no están construyendo una sociedad perfecta, ni van a volver a
ningún Edén perdido. Sus hijos quieren vestir a la moda, la alimentación es
básica, las infraestructuras se hacen conforme se puede, han tenido autoridades
que han malversado dinero, y no saben qué hacer aun con personas que cometen
delitos muy graves. No esconden nada de ello, no se vanaglorian de cosas que no
han conseguido. Pero las que han conseguido las han conseguido ellos mismos.
Como grupo, como iguales, y con la ilusión de que su futuro depende de ellos. Y
para los puristas del desarrollo decir, que vale la pena ver en qué punto están
en cuestiones de género, educación y civismo.
No me extiendo mucho más. Tan solo agradecer el esfuerzo a
todas las familias que nos acogieron, y cuidaron de que no le pasara nada a
nuestras pieles suaves de ciudad. Cuando un pueblo entero te recibe a las 2 de
la madrugada con canciones y aplausos como si tú hubieras logrado algo importante, no te queda otra que volver
a tu mundo e intentar lograr hacer algo importante para no defraudarlos.
pues me ha gustao
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