A finales de diciembre terminé mi voluntariado y después me
dediqué casi de forma íntegra al trabajo no remunerado de ama de casa.
Hace un mes comencé a trabajar con una ONG que se llama
IDESMAC (Instituto para el Desarrollo Sustentable en Mesoamérica) y aunque
España no me haya querido en presencia como trabajadora, al menos el destino ha
hecho que sea ella la que en realidad me pague, porque la máxima financiadora
de mi ONG es la AECID.
Las labores de IDESMAC están dedicadas al desarrollo de comunidades
indígenas y abarcan muchas áreas de trabajo, como género, áreas protegidas
naturales, medio ambiente y campamentos ecoturísticos entre otras. El proyecto
en el que me encuentro inmersa se debe sobre todo a la cuestión de género, pese
a ser mi ámbito la biología, y aun así me encanta. Ahora mismo estamos trabajando
con unas comunidades indígenas a hora y media de San Cristóbal, trabajando casi
en exclusivo con grupos de mujeres. Con ellas y en distintos pueblitos estamos
integrando 6 proyectos económicos productivos para que trabajen en conjunto e
impulsen el empoderamiento que tanto les hace falta, tanto de forma económica
como participativa.
Entre los proyecto se encuentran: un gallinero de traspatio,
un huerto orgánico y su lombricomposta, dos proyectos de artesanía y una
“tienda solidaria”. El de la tienda solidaria se trata de una tienda pequeña de
comida (un abarrotes), que les sirve para aprender a llevar las cuentas y sobre
todo con el objetivo de fiar los alimentos a los socios (ahora os explico mejor
quiénes son estos socios). Todos estos proyectos se llevan a cabo con una
asociación que ha sido elegida desde IDESMAC, que se llama KULAKTIK y que se
dedican a la producción del café, que en sí es el proyecto grande y el sexto en
número de los proyectos en los que trabajamos. Estos son los socios a los que
me refería con la tienda. El trabajo en el cafetal da sus frutos una sola vez
al año, y por tanto sólo cobran en ese periodo y parece ser que les resulta muy
difícil administrarse con 12 meses por delante, con lo que suelen fiar a
tiendas para comprar productos alimenticios durante todo el año. Así que, qué
mejor que el dinero e insumos se queden en “casa” a la hora de devolver lo
fiado. Bueno, esa es la idea de la tienda, a ver qué resultado dan todos y cada
uno de los proyectos.
El proyecto grande se debe al café y a las mujeres socias
cafetaleras o esposas de socios de KULAKTIK, esto es, la otra cara del Comercio
Justo que llega allí a España y a toda Europa, trabajando muy de cerca con los
productores. Con las mujeres lo que se quiere conseguir es un certificado especial
donde se exponga que es Café con Trabajo de Mujer. Por lo general su trabajo no
está remunerado, aunque trabajen en el cafetal, por el simple hecho de ser
mujer y no poseer tierras a título propio. A ellas las estamos formando para
que sepan tostar y moler el café y para que sepan llevar las cuentas y dirigir,
puestos que se reservan únicamente para la figura masculina.
Yo estoy muy ilusionada con todos los proyectos, aunque
reconozco que es difícil a veces de avanzar. Cada pasito cuesta mucho, puesto
que para hacer todo esto debemos desplazarnos a las comunidades, lidiar con los
hombres y pedirles permiso para poder hablar con sus mujeres, y cuando llegamos
a ellas, la mayoría no sabe hablar español (hablan tzotzil y tzeltal), ni
escribir ni leer. La verdad que es muy notable su situación precaria y
marginada. Y bueno, yo entre ellos soy un bicho raro también, la más alta de
todas las mujeres y hombres y las más blanca de piel y con color raro rojo en
el pelo. Los niños pequeños juegan a observarme, y cuando me quedo mirándolos
se esconden de mí y se ríen, como si jugásemos a un escondite en el que siempre
me la quedo yo, pero es divertido. Al menos nunca voy sola a las comunidades,
tengo una compañera, mi coordinadora, y un compañero que recientemente se ha
integrado como traductor.
Dentro de poco vamos a celebrar un taller de género con
bastantes socios y socias de Kulaktik, esperemos que no nos echen de allí a
patadas, incluso mi compañera que lleva 3 años trabajando en esto, dice que
esta es una de las comunidades más cerradas de mente, pero vamos, que al menos
han aceptado todo lo que les hemos propuesto hasta ahora.
Todavía no tengo contrato, pero al menos está en proceso. Por
lo menos se dignaron a empezar a hacer los papeleos la semana pasada… a lo viva
México!
Y ya sabéis, si queréis café justo con trabajo de mujer,
indicadme los kg/toneladas y yo os lo mando ;).
yo de mayor quiero ser como tú ;-) ánimo!!
ResponderEliminarQue bonica que eres Saray, tienes un corazon de oro.
ResponderEliminarMuchisima suerte!!
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