sábado, 16 de marzo de 2013

El frotar se va a acabar



A finales de diciembre terminé mi voluntariado y después me dediqué casi de forma íntegra al trabajo no remunerado de ama de casa. 

Hace un mes comencé a trabajar con una ONG que se llama IDESMAC (Instituto para el Desarrollo Sustentable en Mesoamérica) y aunque España no me haya querido en presencia como trabajadora, al menos el destino ha hecho que sea ella la que en realidad me pague, porque la máxima financiadora de mi ONG es la AECID.
 Aquí la página web:  http://www.idesmac.org.mx/inicio/     .

Las labores de IDESMAC están dedicadas al desarrollo de comunidades indígenas y abarcan muchas áreas de trabajo, como género, áreas protegidas naturales, medio ambiente y campamentos ecoturísticos entre otras. El proyecto en el que me encuentro inmersa se debe sobre todo a la cuestión de género, pese a ser mi ámbito la biología, y aun así me encanta. Ahora mismo estamos trabajando con unas comunidades indígenas a hora y media de San Cristóbal, trabajando casi en exclusivo con grupos de mujeres. Con ellas y en distintos pueblitos estamos integrando 6 proyectos económicos productivos para que trabajen en conjunto e impulsen el empoderamiento que tanto les hace falta, tanto de forma económica como participativa. 

Entre los proyecto se encuentran: un gallinero de traspatio, un huerto orgánico y su lombricomposta, dos proyectos de artesanía y una “tienda solidaria”. El de la tienda solidaria se trata de una tienda pequeña de comida (un abarrotes), que les sirve para aprender a llevar las cuentas y sobre todo con el objetivo de fiar los alimentos a los socios (ahora os explico mejor quiénes son estos socios). Todos estos proyectos se llevan a cabo con una asociación que ha sido elegida desde IDESMAC, que se llama KULAKTIK y que se dedican a la producción del café, que en sí es el proyecto grande y el sexto en número de los proyectos en los que trabajamos. Estos son los socios a los que me refería con la tienda. El trabajo en el cafetal da sus frutos una sola vez al año, y por tanto sólo cobran en ese periodo y parece ser que les resulta muy difícil administrarse con 12 meses por delante, con lo que suelen fiar a tiendas para comprar productos alimenticios durante todo el año. Así que, qué mejor que el dinero e insumos se queden en “casa” a la hora de devolver lo fiado. Bueno, esa es la idea de la tienda, a ver qué resultado dan todos y cada uno de los proyectos.

El proyecto grande se debe al café y a las mujeres socias cafetaleras o esposas de socios de KULAKTIK, esto es, la otra cara del Comercio Justo que llega allí a España y a toda Europa, trabajando muy de cerca con los productores. Con las mujeres lo que se quiere conseguir es un certificado especial donde se exponga que es Café con Trabajo de Mujer. Por lo general su trabajo no está remunerado, aunque trabajen en el cafetal, por el simple hecho de ser mujer y no poseer tierras a título propio. A ellas las estamos formando para que sepan tostar y moler el café y para que sepan llevar las cuentas y dirigir, puestos que se reservan únicamente para la figura masculina.

Yo estoy muy ilusionada con todos los proyectos, aunque reconozco que es difícil a veces de avanzar. Cada pasito cuesta mucho, puesto que para hacer todo esto debemos desplazarnos a las comunidades, lidiar con los hombres y pedirles permiso para poder hablar con sus mujeres, y cuando llegamos a ellas, la mayoría no sabe hablar español (hablan tzotzil y tzeltal), ni escribir ni leer. La verdad que es muy notable su situación precaria y marginada. Y bueno, yo entre ellos soy un bicho raro también, la más alta de todas las mujeres y hombres y las más blanca de piel y con color raro rojo en el pelo. Los niños pequeños juegan a observarme, y cuando me quedo mirándolos se esconden de mí y se ríen, como si jugásemos a un escondite en el que siempre me la quedo yo, pero es divertido. Al menos nunca voy sola a las comunidades, tengo una compañera, mi coordinadora, y un compañero que recientemente se ha integrado como traductor.
Dentro de poco vamos a celebrar un taller de género con bastantes socios y socias de Kulaktik, esperemos que no nos echen de allí a patadas, incluso mi compañera que lleva 3 años trabajando en esto, dice que esta es una de las comunidades más cerradas de mente, pero vamos, que al menos han aceptado todo lo que les hemos propuesto hasta ahora.

Todavía no tengo contrato, pero al menos está en proceso. Por lo menos se dignaron a empezar a hacer los papeleos la semana pasada… a lo viva México!  

Y ya sabéis, si queréis café justo con trabajo de mujer, indicadme los kg/toneladas y yo os lo mando ;).

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